Autor: Anónimo
Resumen: Hace mucho tiempo, reinó en Mesopotamia un rey que paseaba entre sus súbditos sin ser reconocido, claro vestido con otra ropa...
Un día entró en una humilde casa, en la que se escuchaba mucho jolgorio desde la calle, dentro había dos hombres, que parecían ser muy felices.
Uno de los hombres le contestó y le dijo que era zapatero, y el rey le dijo que porque se dedicaba a ese trabajo, y si el rey (que era el), lo suspendía...
Al día siguiente, el rey se pasó otra vez por allí, y le de nuevo le preguntó al hombre a que se dedicaba en ese momento, porque esa misma mañana, el rey puso un papel diciendo que quedaba prohibido el trabajo de ser zapatero.
Así pasó dos veces más, pero el hombre seguía muy alegre.
Hasta que una vez, una mañana, los consejeros del rey fueron a por el hombre de la casa y se lo llevaron a la corte, para que trabajara para el rey.
El hombre trabajó de soldado, le dieron su uniforme y una espada. A los pocos días, el humilde hombre, ya soldado, tuvo que decapitar a otro hombre, él estaba muy nervioso, y le pidió ayuda a su Dios (Alá)... Cuando ya tuvo un poco más de valor para hacerlo, sacó su espada (de madera) y todos gritaron a coro diciendo que el hombre se había salvado, porque él, tenía la espada de madera...
Pasaron los días, y el hombre fue nombrado consejero de honor, y desde allí, no volvió a cambiar más de trabajo...
Opinión: Me ha gustado mucho, ver al hombre, que aunque le quitaran su trabajo o se lo cambiaran, él seguía siendo feliz, y para demostrarlo celebraba fiestas.
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